Inmaculada

Anónima.
Siglo XVIII,
Madera policromada.
A la representación tradicional de la Inmaculada el artista añade el inusual detalle del Niño entre sus brazos, vestido con túnica rosa. 

EL RETABLO
Talla de madera anónima del siglo XVIII, que ocupa uno de los retablos-hornacina más próximos al presbiterio. Altar gemelo a los anteriores, con 3 gradas. Sagrario en el centro de la grada inferior. Su puerta está pintada con una figura de Jesús como buen pastor, con el cordero perdido al hombro. En el antipendio, un doble círculo con una cruz trebolada.
Representa a una Virgen coronada por doce estrellas, según la visión del Apocalipsis, vestida con túnica blanca y manto azul, con cenefa dorada. Pisa a la serpiente, en este caso un dragón, con el fruto en la boca. A esta representación tradicional de la Inmaculada el artista añade el inusual detalle del Niño entre sus brazos, vestido con túnica rosa.
La Virgen se alza sobre una peana semiesférica con el creciente lunar hacia abajo.
El retablo se corona con un medallón, entre rocallas, sostenido por dos ángeles, donde se representa el anagrama de María, dorado, rodeado por una guirnalda.

Sobre cada uno de los cuatro retablos se encuentran lienzos cuadrados, atribuidos a Luis González Velázquez, que representan a los evangelistas. En este caso, san Marcos, vestido con túnica verde y manto rojo, como es habitual en el templo. Está representado en actitud de escribir, sentado sobre su león emblemático, rodeado por nubes entre las que asoman dos cabezas de querubines.
Donada por la reina Maria Cristina, esposa de S.M. Alfonso XII, fue la imagen titular de una congregación que le cantaba la Salve todos los sábados, por lo que cofradía e imagen fue conocida como "La Sabatina".
Su fiesta se celebra el 8 de diciembre.


Foto: Parroquia de San Marcos.